miércoles, 12 de junio de 2013

El uso del Mandil - Vicente Alcoseri

En cierta ocasión un hombre llega a un país remoto y desconocido. 
 Fue aceptado por los amables habitantes, los cuales le brindaron todo 
tipo de ayuda. 
Luego de un tiempo, el visitante empezó a notar algo extraño en la 
gente de ese país. Tenían una memoria muy limitada. Esto hacía difícil 
para ellos el comprender la esencia de la realidad, incluso no podían 
transmitir sus experiencias a las nuevas generaciones, y esto los 
limitaba a comprender la ciencia divina, pues no podían recordar 
absolutamente nada de un día a otro. 
Como resultado,  cada hombre tenía que empezar de nuevo; y siempre 
cada persona tenía que experimentar la misma cosa una y otra vez, en 
lugar de poder beneficiarse de la acumulación de experiencias. 
El viajero se percató que si portaba a la cintura un mandil de piel de 
cordero, este le servía para mantener su propio recuerdo: si no lo 
usaba se volvía cada vez más vulnerable al miedo y al olvido de sí 
mismo. 
Se dio cuenta que el mandil, de alguna manera, contrarrestaba la 
influencia maléfica que hacia que los habitantes de ese país olvidaran 
todo incluso su propia identidad. De manera que esta prenda se 
convirtió, en la vestimenta que distinguiría al viajero. 
Los habitantes del país del olvido respetaban principalmente al 
viajero por su buena memoria. Él pensó adecuado ayudarlos y comenzó a 
manufacturar mandiles e intentó que las personas lo usasen. 
 Esto iba,  sin duda en contra de las costumbres, y muchos temían 
portarlos porque los asociaban con el gran poder y superioridad del 
visitante. 
Sin embargo, el visitante logró  convencer  a alguna gente a que 
vistiesen los mandiles. Ellos, siempre que portaban los mandiles 
olvidaron los esfuerzos por recordar, y estaban dotados de buena 
memoria, ya sabian incluso quienes eran y se reconocian unos a otros. 
La mayoría de los habitantes continuó sin utilizar el mandil, o a 
usarlos sin comprender su significado, y en el curso del tiempo todo 
quedó con la simple idea de quien portara el mandil, tendría otras 
perspectivas equivocadas  y olvidaron que debían recordar. 
Usaron el mandil, pero, no recordaban su propósito real.  Como el que 
compra pastillas para mejorar la memoria, las tiene a la mano, pero 
olvida tomarlas. 
 Como la mayoría de las veces, pasa un tiempo y el objetivo principal 
se olvida, dando paso a especulaciones sin sustento. 
Ese país del olvido aún esta allí. Sus habitantes han olvidado porque 
usan mandiles, el viajero regreso al reino  donde todos recuerdan 
quienes son.  Los mandiles continúan realizando su función decorativa 
y en ocasiones alguien intenta sin existo recordar cuál era su 
verdadero propósito.

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(19) Vicente Alcoseri

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